Nadando... (Libre)

Ya casi estaba aterdeciendo cuando llegó a la piscina de las afueras, dirigiendose al cambiador para ponerse su bañador azul oscuro, abandonando seguidamente todas sus pertenencias en su taquilla, tomando un nuevo rumbo, hacia la piscina, caminando alrededor de esta hasta dar una vuelta completa, como inspeccionandola, no viendo más allá de su agua cristalina azulada a causa de los azulejos, tomando un ligero brillo anaranjado por el atardecer, decidiendo que se iría de allí antes del anochecer, no tenía animos de repetir la experiencia anterior, por lo que lentamente, poniendose las gafas de natación que hasta ese momento llevaba en una de sus manos, subió a una de esas pequeñas tarimas de cemento, posicionandose en la número tres, preparandose para saltar, haciendolo de golpe después de una pequeña cuenta atrás mental, nadando grácilmente por las aguas, sumergido durante unos minutos, subiendo a la superficie cuando ya llevaba medio camino, comenzando a nadar al estilo mariposa, dirigiendo rápida y ágilmente hacia la pared opuesta de donde había salido, girandose e impulsandose desde ella al llegar con los pies, lanzandose lo más lejos posible para volver a nadar, practicando este ejercicio continuamente, centrandose solamente en las corrientes de agua que él creaba y acariciaban su piel suavemente...

*pasaba por allí tranquilamente con una benda puesta por mi mismo y bien apretada en mi brazo derecho, veo que hay un chico nadando con gracia y decido acercarme. Me apoyo en una de las paredes de la piscina y lo miro como nada*

Su nado parecía no detenerse, sin tener en cuenta el paso de los segundos ni de los minutos, aislado en su mundo acuático y libre, zambullendose y moviendose como pez en el agua, sin sentir ni una pizca de cansancio inundar su cuerpo, sin mostrar ninguna intención de detenerse, atardeciendo más y más a cada minuto que pasaba, faltando cada vez menos para la llegada de la noche, dandose cuenta contra más oscuro se volvía el día de que su tiempo en aquel pequeño tozo de mar se había terminado, parando en una de las paredes de la piscina, apoyando en ellas sus manos, moviendo lentamente sus pies para mantenerse a flote, cogiendose minutos después de regular su ligeramente respiración del borde de piedra, impulsandose con sus manos para salir de la superficie, sintiendo un ligero estremecimiento al salir, notando una pequeña sensación de alivio en su pecho, como si hubiese evitado que algo sucediese. Sus pies se posaron en la piedra, aún cerca del borde, mientras se quitaba las gafas de natación, moviendo su azabache cabello ahora húmedo y brillante a causa del agua, con ligeros brillos dorados y anaranjados que aún podían realizarse a aquellas horas del día, a la vez que otras gotas traviesas se deslizaban por su cuerpo, pasando cerca de sus labios ligeramente entreabiertos, algunas quedando en su barbilla hasta caer al suelo, y otras bajando por su cuello, desviandose a su espaldo o a su pecho, sin parar su libre descenso, sin que el propietario de ese cuerpo se diese cuenta de la presencia ajena...

Una voz desconocida se dejó oír por el recinto, causando un ligero estremecimiento en su persona, girando ligeramente el rostro hacia la dirección de aquella voz, dando algunos pasos hacia aquella persona, alejandose de la piscina prudentemente, centrando sus orbes verdaceas en el desconocido, analizandolo por unos segundos, en completo silencio, manteniendo sus labios entreabiertos, humedeciendoselos por unos instantes con su lengua de forma inconsciente para contestarle en cuanto aquel gesto finalizó...

-Gracias... ¿Lleva aquí... mucho tiempo?

Cuestionó con un poco de curiosidad, ya que no se había dado cuenta de su presencia y en cambio el otro parecía tan cómodo allí, como si llevase apoyado contra la pared bastante rato, más del que pensaba seguramente...

-¿Y que hace... aquí a estas horas si se puede saber?

Volvió a cuestionar, acercandose más al castaño, quedando a pocos pasos de distancia, moviendose de aquella forma sensual tan típica en su persona, penetrando las orbes castañas con las propias, sintiendo una ligera corriente de aire que parecía correr cercana a la zona donde estaba situados, erizando el cabello de su nuca e irguiendo sus rosaceos botones ante el repentino cambio de temperatura...

-Ah... creo... que no nos presentamos... Kaede Uehara... un placer...

Susurró quedamente, tal vez a causa del frío que comenzó a invadir su cuerpo, notando la calidez del sol a sus espaldas que entraba a causa de las transparentes cristaleras que proporcionaban iluminación al lugar...

-Gracias... por la chaqueta...

Comentó con una ligera sonrisa, agradecida y puede que mostrase un poco de dulzura, la verdad era que aquel chico le había caido bien, todo había que decirlo, y además... era atractivo todo había que decirlo,además de amable y atento, y eso no era fácil de encontrar...

-Eres nuevo... ¿Verdad, Orphen?

Preguntó, aunque más bien lo afirmó, llevaba demasiado tiempo allí para saber, o al menos sonarle la cara de alguien que viviese allí desde que él llegó o algún tiempo después, pero el rostro del castaño no le sonaba, y podría afirmar que tan siquiera le vió en los comedores, al menos no hace dos o tres días, porque los restantes se las pasó comiendo entre tarea y tarea o en la azotea...

-No, no querría...

Contestó soltando una pequeña risa, entrecerrando sus ojos risueño, aferrandose a la chaqueta para que no callese por sus hombros, dejandole casi del todo desnudo ante la intemperie...

-Por eso no me sonabas... hace unos dos o tres días que no paso por zonas comunes, como el comedor... estoy seguro que si te hubiese visto antes... me acordaría... O eso espero...

Respondió sin perder su leve sonrisa, manteniendo su mirada fija en el rostro ajeno, analizandolo de nuevo, como si quisiese recordarlo y no olvidarlo...

Una vez se vió satisfecho volvió a centrarse en las orbes del castaño, notando que su vista estaba ligeramente ladeada, y no sabía si era por verguenza o por otra razón, pero le hizo surgir otra sonrisa, ensanchando la que ya tenía anteriormente, lamiendose los labios segundos después para humedecerselos, hablando momentos después...

-Orphen... ¿Trabajas aquí?

Una simple pregunta, pero deseaba saber más de su acompañante, y quizá también donde podría encontrarlo, olvidandose al estar con él de todo lo que le rodeaba, incluso que la noche estaba apunto de llegar, y que la piscina detrás suyo era lo que más lejos desearía tener para ese entonces...

Observaba las reacciones de su acompañante, maravillandose por algunas de ellas, como su sonrisa, y preocupandose por otras como la tristeza o quizá la melancolía que mostró por unos segundos al perderse completamente en sus pensamientos, cogiendole de las manos en respuesta a aquella mirada baja que hacía ver al castaño en un mundo de sombras y preocupación, sonriendole amablemente para animarle en cuanto alzó ligeramente su vista tras unos breves instantes, aunque no llegase a convencerle su escueta explicación estaba seguro que igualmente no conseguiría mucho más, por lo que decidió conformarse por el momento y explicarle un poco más sobre él, contestando él mismo a la pregunta que le había formulado al de ojos avellanas, para estar en igualdad de condiciones.

-Vaya... entonces somos compañeros de cierta forma...

Comentó sin perder su sonrisa, y sin soltar a su igual, volviendo quizá aquel gesto algo más dulce ante la mirada de su acompañante...

-Yo soy maestro de natación... además de arquería, kendo y esgrima... aunque amo la natación mucho más que las otras materias para las que enseño...

Se quedó pensativo unos segundos, para seguidamente volver a dirigir su mirada a las orbes del más alto, sonriendo de nuevo...

-Entonces tendremos la habitación cerca... podremos visitarnos siempre que queramos, ¿ne?